lunes, junio 04, 2007

LA MIGRACION DE LAS MUJERES ECUATORIANAS

1.1. Magnitud de la movilización humana internacional
De acuerdo con la Organización Internacional de Migraciones, actualmente 185
millones de personas residen fuera del país en que nacieron o del que son
nacionales (CEPAL-OIM 2002: 1), cifra que da cuenta de la dimensión y magnitud
que ha alcanzado la movilización humana en las últimas décadas. Si bien las
migraciones y los desplazamientos han sido una constante a lo largo de la historia
de la humanidad, es indudable que la globalización, el mercado y el desarrollo
tecnológico han modificado el carácter, la magnitud y las modalidades de los flujos
migratorios internacionales. Este movimiento poblacional desde los países del
“Tercer Mundo” hacia los polos de desarrollo económico obedece a la profundización
de las desigualdades entre unos y otros, y a la redistribución internacional de las
oportunidades económicas.
Así, en los países de origen persiste una situación estructural de pobreza y
desigualdad en la distribución de la renta, un creciente deterioro económico y político
que determina que una gran parte de la población se encuentre desempleada o
subempleada, que no pueda satisfacer sus necesidades básicas, que no confíe en
sus gobernantes e instituciones, y no perciba otros mecanismos de movilidad social
que no sea salir hacia otros países en búsqueda de mercados laborales y
posibilidades de mejorar sus condiciones de vida.
Por otro lado, algunos polos de desarrollo económico aparecen como un “paraíso de
oportunidades” y demandan mano de obra barata para sostener su economía y
bienestar, situación que los convierte en países de destino de la migración
internacional. En ese sentido, el marcado incremento de flujos migratorios es una
responsabilidad compartida de los países de origen y destino, como de toda la
comunidad mundial. Detrás de estos movimientos humanos hay poderosos intereses
económicos, pues muchos países de emigrantes se han visto beneficiados por el
envío de remesas, las cuales constituyen una o la principal fuente de ingresos y un
pilar de sus economías. Asimismo, gran parte de la prosperidad de los países
receptores de inmigrantes se sustenta en la economía sumergida, basada en los
bajos costos del trabajo de extranjeros, pues generalmente laboran largas jornadas
por bajos salarios, sin ninguna estabilidad y sin beneficios sociales. Además,
realizan actividades de poco estatus, duras o degradantes.
(escrito por Gloria Camacho, estudio sobre las mujeres ecuatorianas y la migración)



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