No hace mucho fueron publicados los resultados de una encuesta de percepción: la hicieron en el sector privado y se consultaba sobre la forma como aquí la gente consigue las posiciones (¿por méritos o por influencias?). El hecho de que la opinión mayoritaria hubiera sido por lo segundo, indica que el nuestro es un país no sólo infortunado sino pre-moderno… Si la consulta se hubiera hecho en el sector público, vaya y venga. Conclusión: hasta lo privado está atravesado por motivaciones ajenas al profesionalismo de los candidatos, el clientelismo en Colombia lo ha copado todo, lo ha infestado todo…
En 1984 ocurrieron dos cosas que costaron igual: 13 y medio millones de dólares. En Los Angeles, Estados Unidos, se celebraron los Juegos olímpicos y el Comité organizador se propuso que además de buena imagen para el país, dejaran alguna utilidad (las grandes justas deportivas suelen costar más de lo que recaudan, pero se asume como una inversión que el mundo entero se fije por unos meses en una región, la conozca, alabe sus peculiaridades y atractivos, la recuerde, se decida a visitarla, etc.). De todos modos, los gringos quisieron además, recaudar, así fuera poco. Para alcanzar tan especial logro determinaron que la escogencia del gerente de los Juegos olímpicos sería por concurso; citaron por la prensa (no estaba tan popularizada la internet) y apareció un genio de menos de 40 años que alcanzó la meta mencionada y muchas otras.
Con escasa diferencia de tiempo, se supo del robo de 13 y medio millones de dólares que hizo Roberto Soto Prieto, un colombiano que sacó provecho del conocimiento que tenía de claves secretas y cuentas secretas, oficiales (las que prohibió la Constitución); a ese conocimiento tuvo acceso por haber sido alto funcionario del gobierno colombiano, concretamente del Ministerio de Hacienda. La plata llegó, logró que se la transfirieran a una cuenta particular suya y después de una habilidosa triangulación por bancos del Caribe, la remitió a Suiza. El epílogo es que fue a reunirse con “ella”, si no a dormir sabiéndola bajo el colchón, al menos a estar cerca: este políglota tramposo se estableció en Austria…
Pero la ambición rompe el saco y después de esa hazaña a la colombiana creyó que seguía acá, donde gente como él está por encima de la justicia, y decidió pasar drogas ilícitas por la frontera con Alemania; lo descubrieron y tuvo que pagar severa condena en ese país. Colombia, entre tanto, debió plantear costoso pleito en Londres al Chase Manhattan Bank, para recuperar; en el mejor de los casos, salió lo comido por lo servido….
Resumen: en Estados Unidos, eficiencia y transparencia le consiguieron 13 y medio millones de dólares a un país rico; mientras tanto en Colombia, un miembro de la élite privilegiada, política, socioeconómica y cultural, restó una suma igual -que buena falta hacía- al gasto social: para cualquier emergencia, para los desplazados, para la infancia desvalida.
Otras conclusiones: acá, un padre de familia se empeña en la educación de sus hijos; quiere que se capaciten, que adquieran unas competencias, unas destrezas con las cuales puedan defenderse en la vida. Y se dan, por otro lado, vidas extraordinarias, de gente que aprende más rápido que los demás, que intuye, imagina, crea, y vive alerta como un lince, preparada para aprovechar las oportunidades. Pero éstas (las oportunidades) a veces son capturadas primero por gente astuta, ventajista, que valiéndose de palancas, influencias, presiones, dádivas, promesas y hasta amenazas, consigue las cosas.
De todos modos, en un ambiente patas arriba como el colombiano, destinos de trabajo y corrección, pueden ser heroicos, del heroísmo de la decencia, de ser honrado, de no abusar de los demás, de no desquitarse con ellos por los males que le pasan o le hacen a uno. Pueden, por ejemplo, no ser como Soto Prieto y, lo que es más importante, organizarse para impedirle a tiempo sus hazañas a alguien como el mencionado yuppie timador (¿esto último, es pleonástico?).