por DIEGO SANCHEZ
Mujer
El 8 de marzo de 1857, un grupo de trabajadoras neoyorquinas de la industria de la confección, hizo una manifestación de protesta por sus injustas condiciones laborales. En una cruel y aleve reacciòn muchas de ellas perecieron buscando el reconocimiento de sus derechos. Clara Zetkin, norteamericana participante en la conferencia de mujeres de 1910 en Copenhague, propuso que se destinara un día a la conmemoraciòn de ese hecho. En 1911, màs de un millòn de mujeres participaron en actos públicos donde se exigìa que se terminara con una larga historia de discriminaciòn. En 1977, la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobò la Resoluciòn 32/142 en la que se invita a todos los estados a que proclamaran, de acuerdo con sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día del año como Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. Mujer, madre, hermana, hija, amiga, compañera, mujer, sinónimo de ternura, amor, afecto, sensibilidad, sacrificio, empeño, trabajo, capacidad, belleza íntegra. La vida misma se concibe en el vientre cálido y protector de una mujer. Bajo su cuidado iniciamos el periplo inexorable de nuestra existencia, aprendemos a conocer el mundo que nos rodea, y de su mano damos los primeros pasos que nos conducirán posteriomente a enfrentar los avatares futuros. Su aporte invaluable en el devenir de la humanidad ha sido de una certeza inocultable. A lo largo de la historia ha logrado abrir sendas y campos que inicialmente le eran vedados, y con su febril empeño y capacidad ha escrito pàginas gloriosas y trascendentales en la sociedad. No obstante, estando en los tiempos de la llamada modernidad, donde los adelantos de la ciencia y la tecnología son abrumadores, el ser humano no ha aprendido a respetarse y a quererse a si mismo. Las cifras sobre maltrato a la mujer son alarmantes. Sombras tenebrosas de un primitivismo atávico de violencia y crueldad contra la mujer, que se reproduce en la familia, en la vida cotidiana, en el trabajo, en el entono imediato, y aún en el conflicto armado donde la mujer es tenida como objeto de bajos instintos, carne de cañón, insumo de trabajo, y trofeo de guerra, algo absolutamente aberrante e inadmisible. Además de los avances en la legislación que propende por defender los derechos de la mujer reconocidos por el Estado y la sociedad, corresponde crear conciencia sobre el respeto cotidiano, la admiración, el verdadero reconocimiento a la mujer, en cada acción, en cada labor diaria, en el hogar, en el trabajo,en el entorno social, todos los días de la existencia. Así sentimos que su presencia en nosotros es vital, y que su espacio en nuestra vida, es un regalo de la Divina Providencia.