jueves, enero 17, 2013

EL INSTANTE ABANDONADO


jueves, 17 de enero de 2013

RODRIGO VALENCIA Q


EL INSTANTE ABANDONADO

Narrativa Poética
2011 – 2012


Carátula:
“Los Ecos del Silencio”,
vinilos sobre lienzo, Rodrigo Valencia Q

Edición artesanal de autor, Popayán, 2012
Todos los derechos reservados

Copia No.
RVQ

16
ALICIA

Un vestido blanco ha quedado esperando para la cena del secreto, su cabello sigue siendo rubio.

La esclavitud y el amor nos miran desde el espejo empañado. La aventura de Alicia, un cuento interminable, puerta para desaparecer los cuerpos y el dolor.

En la esquina, un lugar tiene magia poderosa, allí la clepsidra nos detiene: son una y tantas sonrisas del enigma. La sortija nos espera mientras aves nos enseñan a volar; el cielo se ha teñido de dorado, el viento es pura fantasía.

En las líneas de la mano se esconde una historia, un nombre ilumina la ventana. Alguien viene; nos lleva, un olor de rosas entretiene la mirada. Más allá, en la pila del templo, lo eterno es trasunto de quimeras; el lecho que yo amo canta mil y una historias por venir, la oscura tez se torna luminosa.

“¡No te vayas, Alicia; mi sed no espera!” ¡Quién pudiera abrir eternamente el cielo!

50
PUERTA DE AIRE

Llego al final, una estrella de agua me lleva al último embarque. Algas me saludan; la montaña vino hasta mí, yo no fui a la montaña. El rostro del sol, con bigotes de agua, traga el cielo: “Yo soy el padre, tú eres mi hijo. Quien me viola recupera el resplandor, la daga que corta los mundos, el fuego que no quema las manos. Si me eres fiel, soy novia hasta el fin de los tiempos”.

Miré a la deriva, quemé mis vestidos; regalo mi tierra baldía; usúrpala si quieres, ya no soy un filósofo; perdí el bordón en mi viaje a Santiago y las sandalias en el charco arrugado. Soy un cero cuántico con nombre perdido; un santo con cara de loco, una puerta de aire; a través mío cruza el vendaval que cura la lepra. La roca ya no gime en mis entrañas; con ella labro el hada del cuento. Vive conmigo junto a Vulcano, los celos se fueron a otro lado del hielo.

Siete son las vidas del día. Señor, ten paciencia conmigo; aunque soy un santo, seguiré pecando hasta que el arrecife me llame. Dejo un cofre secreto; lo descubrí hace cien años, el humo es la señal. Vendrán muchos, mas no lo encontrarán; no han entrado en sí mismos, el camino es largo y ahoga. Si lo quieres, debes creerme: capturar el antílope que cae al aljibe. La oscuridad son sus cuernos, con ellos rasga la luz.

Te invito, aunque sé que nunca vendrás

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