lunes, enero 28, 2013

ESTUDIANTES EN RIESGO

MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE


Los gobernadores, Secretarios de Educación y las Asambleas Departamentales, así como la ciudadanía en general, deben saber que muchas de las edificaciones  dedicadas a la educación ya cumplieron su ciclo vital, y que por efectos del tiempo, el uso, temblores de tierra, tormentas, sequias, invierno y las fallas geológicas… están a punto de desplomarse.
Un editorial de El Tiempo (26 de enero) intitulado Una cultura de la anticipación reporta un estudio sobre la “percepción del riesgo en Colombia”,  donde según fuentes del Banco Mundial y el Ministerio del Medio Ambiente, por ser Colombia un país geográficamente vulnerable a los terremotos, dice que el 83% de los colombianos en seis ciudades del país sienten que podrían perder la vida por un desastre natural, pero casi nadie ha “pensado” en tomar medidas de prevención.
Para darles un ejemplo, desde el 2011 Técnicos de la Secretaría Departamental de Salud del Cauca ordenaron el cierre inmediato del Colegio San Antonio de Padua de Timbío por peligro inminente de colapso, y un estudio de la Facultad de ingeniería de la Universidad del Cauca en el 2012 indica que el 90% de este edificio no soportaría un sismo de mínimas proporciones. Pero las respuestas de la alcaldía y el gobierno departamental se han quedado en reuniones, promesas, preocupaciones orales, displicencia, olvidos, delegaciones, actas inocuas, incapacidad administrativa, y… ¿soluciones reales? ninguna. Allí están, se volvieron a matricular 1.500 niños que junto a 60 docentes iniciaron su nuevo año escolar con la “espada de Damocles” sobre sus cabezas.
El editorial de El Tiempo hace un llamado urgente a las autoridades a tener una “cultura de la anticipación”, que nos permita dejar de lamentar tragedias anunciadas y mal llamadas naturales. Los gobernantes deben saber que asistir a una reunión y firmar un acta con la preocupación manifiesta, no puede ser excusa ante la ley para exonerarlos de su responsabilidad. 
Pero el caso del colegio de Timbío,  es tan solo un ejemplo frente la cantidad de planteles educativos que el Estado ha venido construyendo en los últimos ochenta años, y dejó al garete en su mantenimiento y adecuaciones. El Cauca necesita urgente un Plan de Salvamento para reconstruir o volver a construir instituciones averiadas o en peligro de caerse porque ya cumplieron su ciclo de uso.
Las comunidades educativas, que incluyen a los padres de familia, deben atender igualmente su responsabilidad frente a la vida de sus hijos. Hay que usar las herramientas legales como la tutela y los derechos de petición para exigirle a los gobernantes  que resuelvan de manera cierta la seguridad física de los niños, así como su derecho a la educación en planteles dignos. No denunciar, ni decir nada, es también tener un grado de responsabilidad frente a los desastres anunciados.

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