ESTUDIANTES EN
RIESGO
MARCO ANTONIO
VALENCIA CALLE
Los gobernadores, Secretarios de Educación y las Asambleas Departamentales,
así como la ciudadanía en general, deben saber que muchas de las
edificaciones dedicadas a la educación
ya cumplieron su ciclo vital, y que por efectos del tiempo, el uso, temblores
de tierra, tormentas, sequias, invierno y las fallas geológicas… están a punto
de desplomarse.
Un editorial de El Tiempo (26 de enero) intitulado Una cultura de la anticipación reporta un estudio sobre la
“percepción del riesgo en Colombia”,
donde según fuentes del Banco Mundial y el Ministerio del Medio
Ambiente, por ser Colombia un país geográficamente vulnerable a los terremotos,
dice que el 83% de los colombianos en seis ciudades del país sienten que
podrían perder la vida por un desastre natural, pero casi nadie ha “pensado” en
tomar medidas de prevención.
Para darles un ejemplo, desde el 2011 Técnicos de la Secretaría
Departamental de Salud del Cauca ordenaron el cierre inmediato del Colegio San
Antonio de Padua de Timbío por peligro inminente de colapso, y un estudio de la
Facultad de ingeniería de la Universidad del Cauca en el 2012 indica que el 90%
de este edificio no soportaría un sismo de mínimas proporciones. Pero las
respuestas de la alcaldía y el gobierno departamental se han quedado en
reuniones, promesas, preocupaciones orales, displicencia, olvidos,
delegaciones, actas inocuas, incapacidad administrativa, y… ¿soluciones reales?
ninguna. Allí están, se volvieron a matricular 1.500 niños que junto a 60
docentes iniciaron su nuevo año escolar con la “espada de Damocles” sobre sus
cabezas.
El editorial de El Tiempo hace un llamado urgente a las autoridades a
tener una “cultura de la anticipación”, que nos permita dejar de lamentar
tragedias anunciadas y mal llamadas naturales. Los gobernantes deben saber que
asistir a una reunión y firmar un acta con la preocupación manifiesta, no puede
ser excusa ante la ley para exonerarlos de su responsabilidad.
Pero el caso del colegio de Timbío, es tan solo un ejemplo frente la cantidad de
planteles educativos que el Estado ha venido construyendo en los últimos
ochenta años, y dejó al garete en su mantenimiento y adecuaciones. El Cauca
necesita urgente un Plan de Salvamento para reconstruir o volver a construir
instituciones averiadas o en peligro de caerse porque ya cumplieron su ciclo de
uso.
Las comunidades educativas, que incluyen a los padres de familia, deben
atender igualmente su responsabilidad frente a la vida de sus hijos. Hay que
usar las herramientas legales como la tutela y los derechos de petición para
exigirle a los gobernantes que resuelvan
de manera cierta la seguridad física de los niños, así como su derecho a la
educación en planteles dignos. No denunciar, ni decir nada, es también tener un
grado de responsabilidad frente a los desastres anunciados.