por: Julián Fernández
Platón inicia la teoría política preguntando ¿Quién nos debe gobernar? a lo responde el más sabio. José Obdulio Gaviria Vélez (quien se autocalifica como asesor presidencial) amenazó la teoría política de occidente con la publicación del pensamiento de su Presidente Alvaro Uribe Velez, edición que constará de ocho volúmenes.
Afirma el asesor que su concurrencia a foros y Hora 20 es un espacio que aprovecha “para ahondar en lo que llamo la doctrina uribista”.
Quienes conozcan de teoría política deben estar de acuerdo en el sentido de indicar que tal compromiso editorial no es más que acto de adulación al Presidente antes que un aporte serio al pensamiento moderno. La cúspide del pensamiento político está habitada por propuestas con densidad conceptual tales como las planteadas por Aristóteles, Platón, Santo Tomás, Hobbes, Maquiavelo, Locke, Rousseau, Montesquieu, Kant, Hegel, Marx, Weber, Schmitt, Habermas, Rawls, Nozick, Arendt etc. Recuerdo este listado para despertar el complejo de inferioridad de quien quiera auto considerarse como un pensador en política. Estos filósofos generaron un cuerpo de doctrina por medio del cual modificaron la forma de entender la política, la sociedad, el Estado y al individuo.
Sobra recordar al asesor que no asusta su propuesta cuando indica que el total del ideario presidencial será publicado en ocho volúmenes (le falta advertir si incluye la totalidad de los dos periodos presidenciales), pues las grandes obras políticas de occidente tienen una extensión de panfletos, veamos: El Príncipe de Maquiavelo, El Contrato Social de Rousseau, El Tercer Estado de Sieyes; El Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels. La publicación en tantos volúmenes demuestra incoherencia y poca claridad. Alguna vez Marx le escribió muy extenso a su amigo Engels y al iniciar la carta le pide disculpas, pues lamenta el hecho de no haber el tenido suficiente tiempo para escribirle corto. Escribir corto demanda tiempo, pues la escritura extensa permite la improvisación.
Me pregunto con algo de juicio y no puedo identificar lo que será el contenido de la doctrina uribista, pues lo que uno puede apreciar como simple ciudadano son incoherencias, inconsecuencias, contradicciones, delirios de personalismo, intervenciones populacheras en foros comunales, amenazas telefónicas vulgares pronunciadas en lenguaje chabacano, proclamas marciales recalentadas ante auditorios militares, discursos de entrega de la soberanía en un mal inglés, permanentes promesas electorales, slogans contra el marxismo y el nazismo, rectificaciones, improvisaciones, arrebatos y ventoleras del presidente Uribe. Si todo esto conforma una teoría política creo que he perdido el tiempo tratando de entender los grades constructores del pensamiento de occidente. Quizá halla que estar físicamente al lado del Presidente para captar su “inteligencia superior” que se expresa en “categorías elevadas” en las cuales habla el filósofo-presidente tal como las calificó el mismo asesor, pues fuera del Palacio de Nariño se aprecian otras cosas expresadas medio de un discurso simplísimo articulado desde la idea de seguridad.
Lo más delicado desde el punto de vista político esta en la pretensión de manipular la realidad social para ajustarla de manera mecánica a contenidos doctrinarios, tal como sucedió con la experiencia bolchevique o el genocidio nazi. No desconozco que los actos de gobierno se encuadren en esquemas teóricos, pero lo que se critica es la estrategia por medio de la cual se busca que la realidad deba ser un copia auténtica de un sistema de ideas construidas por un soñador o quizá por un delirante. Así este se llame Hegel, Marx o uribe (en minúsculas).