jueves, enero 17, 2008

El 'Sabio' Francisco José de Caldas no era como dicen los libros de historia


EL TIEMPO, Enero 17 de 2008


Foto: Instituto Geográfico Agustín Codazzi
Esta es la famosa imagen de Francisco José de Caldas.

Foto: Archivo particular
Durante 191 años, los restos de cuatro próceres de la Independencia, entre ellos Francisco José de Caldas, pasaron desapercibidos de un sitio a otro.
El gran científico era muy diferente a la imagen que se conoce de él: era flaco y no medía más de 1,66 metros. Incluso, tenía caries por comer muchos dulces y chocolates.
La estatua del sabio Caldas, esa que reina en el centro de la plaza principal de Popayán, podría llegar a cambiar, pues todo parece indicar que no era, físicamente, el prototipo que todos conocen de un héroe fusilado.
Caldas, miembro de la famosa Expedición Botánica liderada por José Celestino Mutis, recorrió Los Andes y prócer de la Independencia, pero no era el hombre alto, fornido y con rasgos varoniles que quedó para la posteridad.
Una investigación bioantropológica de su osamenta, realizada por la Universidad del Cauca, reveló que el científico y fabricante de material bélico para enfrentar a Pablo Morillo no media más de 1,66 metros, era delgado y tenía apariencia grácil.
Su cráneo pequeño no da pie para pensar que tenía facciones gruesas. "Es el cuerpo de un intelectual, muy sano y resistente -explica la investigadora Elizabeth Taberes, del Departamento de Antropología de Universidad-, pero no pleno de masculinidad, como podríamos llegar a imaginar".
Estos y otros datos sobre la vida y apariencia de Caldas, Antonio Ulloa, Miguel Montalvo y Miguel Buch, cuatro payaneses independentistas fusilados en 1816 por orden de Morillo permanecieron escondidos durante 191 años, primero en el templo Veracruzano de Bogotá, donde fueron enterrados en una fosa común después de su muerte, y desde 1904 en el Panteón de los Próceres, en Popayán.
Identificarlos, todo un lío
Cuando a comienzos del siglo XX la familia Valencia decidió trasladar los restos óseos a su ciudad natal, nadie sabía con exactitud quién era quién.
Entonces, no existían las técnicas para hacer una identificación. Con el paso del siglo XX, los caucanos empezaron a dudar de la identidad de la osamenta. Incluso, algunos sostenían que ahí no habían guardado nada.
Pasaron 104 años, hasta que un grupo de antropólogos de la Universidad del Cauca, por petición de la División de Patrimonio de la misma institución, que tiene como tarea este año crear el Museo Caldas, se dio a la tarea de averiguar la verdad.
Tenía caries por comer dulces
Las expertas Elizabeth Tabares, Astrid Perafán y tres estudiantes más de último semestre de Antropología seleccionaron y clasificaron cuatro cuerpos y corroboraron que uno era el del sabio Caldas.
Gracias a la investigación, se supo que el autor de Memoria sobre la nivelación de las plantas que se cultivan en la vecindad del Ecuador, director del Observatorio Astronómico y director del periódico Semanario del Nuevo Reino de Granada sufría de caries y, aunque en el siglo XIX era común padecerla, se confirmó que comía muchos dulces y chocolates.
A sus 48 años, Caldas ya no tenía molares, pues padeció una reabsorción alveolar y sufría de poliglobulía, es decir, su cuerpo producía gran cantidad de glóbulos rojos y hierro.
"Desarrolló una hiperadaptación a la altitud, seguro por las largas caminatas a la que se sometió durante su recorrido por Los Andes", explica Tabares.
Con el análisis osteológico se supo también que Caldas tuvo una lesión en la tibia de la pierna izquierda, y que después de recibir dos impactos de fusil o mosquete que le quitaron la vida, fue herido en los brazos con bayoneta, en un acto de sevicia. Esto último lo determinó un antropólogo de la Fiscalía General de la Nación.
Por ahora, lo único que resta de la investigación es volver a ubicar los huesos, pero en osarios separados, y abrir un frasco de vidrio que encontraron dentro de la urna del Panteón y que contiene un manuscrito.
"No faltan las especulaciones que aseguran que es una maldición, pero en realidad no me he atrevido a sacarlo porque sé que el papel puede dañarse tan pronto haga contacto con el aire", dice la investigadora Tabares.
Le harán un nuevo monumento
La mayoría de los datos que encontraron los investigadores fueron confirmados por Regina Varona, una descendiente del sabio Caldas, y quien se ha convertido en su biógrafa.
Sin embargo, no fue posible hacer pruebas de ADN, ya que en el país no existe un laboratorio que pueda analizar huesos tan antiguos.
En cuanto a la posibilidad de tener una imagen real de cómo era Caldas, pues no existe una imagen oficial del sabio, Gustavo Férix, jefe de la División de Patrimonio de la Universidad del Cauca anunció que el artista dominicano Fernando Ureña será el encargado pintarlo a partir de cráneo.
Los otros que estaban en la fosa con Caldas
Francisco Antonio de Ulloa, nacido en Popayán en 1783, fue colaborador de la causa de la Independencia, como secretario de la Primera Junta Patriótica creada en Popayán.
Se le recuerda como colaborador de Caldas, hasta que fue apresado con él en Paispamba y los fusilaron al mismo tiempo.
Miguel Montalvo nació en el Huila a mediados del siglo XVIII. Estudió en el Colegio Seminario de Popayán y su misión terminó cuando fue apresado en la Cuchilla del Tambo. También fue fusilado.
Miguel Buch nació en Quibdo (Chocó), de donde fue gobernador. En la lucha por la Independencia del país, fue detenido en la batalla del Nóvita, conducido a Bogotá y fusilado.
ADRIANA ESPINELEspecial para EL TIEMPOPOPAYÁN

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