lunes, octubre 13, 2014

UNA GRIEGA ENAMORADA DE POPAYÁN




POR:
MARCO ANTONIO VALENCIA
Hay hombres que desvisten con la mirada y mujeres que erotizan con la suya. En este caso la mujer se llama Erinna, como la poeta griega amiga de Safo. Coincidimos en un vuelo de Avianca entre Bucaramanga y Bogotá. Yo regresaba del Encuentro Universal de Escritores “vuelven los comuneros” 2014, y ella regresaba de turistear mientras trabaja escribiendo para una revista de viajes española. Bucaramanga, desde el cielo y de noche, se veía como una serpiente de fuego titilando bajo una luna roja, provocativa y llena. Convinimos que en el departamento de Santander han realizado un esfuerzo notable por salvaguardar todos los hitos históricos y coloniales que les genera turismo, introduciéndole elementos modernos como un aguaparque y un teleférico en el parque natural de Chicamocha (PA-NA-CHI) que les genera más turismo y más dinero.
Después de eso, nos entró un silencio incómodo. Pero al rato, impulsados por la misma chispa  volvimos a mirarnos y preguntamos al tiempo ¿y dónde vives? Cuando le dije que residía en Popayán, saltó de su puesto y me dijo con una sonrisa que Popayán era su ciudad preferida de Colombia. ¿En serio? exclamé dudoso. Creí que era un cumplido de esos que se dicen para agradar al otro. Pero no, Erinna de verdad ama a Popayán porque durante los siguientes quince minutos no dejó de hablar de la Ciudad Blanca de Colombia como si fuera la octava maravilla del mundo.
-Yo amo a Popayán, allá esta la cuna intelectual del periodismo colombiano: allá nació Francisco José de Caldas el primer periodista científico y turístico de América. En Popayán estudió y se formó Miguel Santiago Valencia, el fundador de la revista Cromos una de las más antiguas del mundo; allá nació Jeremías Cárdenas, el creador de la empresa que publicaba la revista Selecciones de Reader Digest en español; y sus hijos Eduardo Cárdenas creador del Almanaque Mundial que junto a sus hermanos Antonio, José y Jorge, traducían para América Latina las tiras cómicas de Benitín y Eneas, Dick Tracy, Tarzán y el Gato Felix. ¿Y qué me dices de la obra de José María Arboleda Llorente? es increíble, imagina tú, dedicarse durante cuarenta y dos años de vida a recopilar en doscientos tomos toda la historia de Popayán, es genial. Toda la historia intelectual y cultural que tiene Popayán para mostrarle al mundo es genial, es genial.
Un poco ronco y con la voz apenada, le dije que Popayán ha cambiado, que poca gente valora el pasado testimoniado en libros, mármol y bronce. Entonces soltó una palabra sonora y bella en su boca: ¡Pamplinas! ¡Popayán sigue en el corazón del mundo!, es la ciudad que guarda el recuerdo vivo de la inteligencia y la cultura de Latinoamérica y por eso vale y se tiene que conservar. Hasta el siglo diecinueve, el que se preciaba ciudadano del mundo, tenía que pasar y conocer a Popayán porque eso daba clase, cachet. Ir a Popayán, estudiar en Popayán, era como visitar París, Barcelona o  cualquiera de las mejores universidades del mundo de nuestro tiempo.
-Es cierto que las ciudades se estancan, que las culturas sufren crisis, que las sociedades se transforman, pero pase lo que pase, Popayán seguirá siendo la reina de la corona, el tesoro escondido de la cultura, el intelecto y la belleza del alma latinoamericana por excelencia. Soy de nacionalidad griega, y sé porque te lo digo.
Quise sonreír, algo incrédulo, lo confieso, pero la periodista que conocía treinta y cinco países del mundo y dominaba cuatro idiomas hablaba en serio, con vehemencia, con ardor y conocimiento de causa.  Mira poeta, me dijo mirándome a los ojos  mientras  yo sentía como se me iba poniendo la piel de gallina: A ustedes, los payaneses raizales o por adopción, lo que les falta es unidad. Reunir a todos los líderes políticos sin importar que tendencias ideológicas tengan y durante una semana, encerrados en un simposio o seminario, decidir la visión de la ciudad a 25 y 50 años. Una vez pensado eso en colectivo, que cada partido proponga cómo se deba hacer ya es otro cuento, pero que todos sepan y trabajen para el mismo norte sin importar qué partido político gobierne; luego, reunir a los  comerciantes y empresarios, que son el alma y motor de los pueblos, y mostrarles esa visión de ciudad que sus líderes sociales quieren y preguntarles cómo y de qué manera van a participar. Es fácil.  Pueblos más jodidos, más egoístas, más miserables y más caídos  han salido de crisis más berracas,  ¿cómo no lo van a hacer ustedes que fueron capaces de salir de una crisis física y espiritual como la del terremoto del 83?






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