MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE
¿VACACIONES EN POPAYÁN?
Popayán no tiene playas ni mar para broncearse, ni piscinas con toboganes que estimulen a elegirla como lugar de vacaciones; no tiene una virgen, un santo o un cristo que haga milagros e incite a la peregrinación de los cristianos; en la ciudad no hay sitios espectaculares para la diversión como cines in, o parques de diversión full; ni festivales de teatro, ni estadios con eventos especiales; de manera incidental hay ferias industriales, artesanales y comerciales, que por sí solas no convocan la afluencia turística
Aún así, la gente sigue eligiendo como destino a Popayán para pasar sus vacaciones de Semana Santa ¿Por qué?
Porque Popayán es una ciudad sencilla y sincera en su tradición. Porque su iglesia no vende milagros, hace llamados de fe; no vende misas espectáculo: se invita a recogimientos personales; no vende una Semana Santa en vivo con actores desgarrados y sangre en la escena, nos muestra la pasión del Señor con espiritualidad, y en la más excelsa tradición de la estética y el buen gusto; no nos convoca a las emociones de una rueda de Chicago, pero a sí, a sumergirnos en emocionantes reflexiones históricas y religiosas cuando visitamos sus iglesias, cuando vemos pasar la procesión y observamos el heroísmo de los cargueros; o cuando visitamos sus museos y descubrimos allí la universalidad, fuerza y extraordinaria biografía de aquellos hombres, que desde la provincia ayudaron a construir la historia del país y la humanidad.
Popayán no invita a venir, no hace publicidad por la televisión y prensa para que la gente se pegue la rodadita. La gente viene por sí sola; los deseos de respirar paz y tranquilidad, de vivir experiencias personales y místicas, de descansar de verdad, sin la alharaca de los centros recreativos y la polución visual y auditiva de otras ciudades, convoca.
El deseo de encontrarse con gente agradable y respetuosa, de poder andar por calles peatonales sin miedo a un atraco o un abuso, hacen confluir a los amigos del mundo en un sitio agradable y autentico. Aquí se vive la religión sin fanatismos, pero con entusiasmo, con fe, con alegría, con compromiso, con hidalguía, que es distinto.
En Semana Santa, los hijos pródigos vuelven a casa a visitar la familia y los amigos, a su ciudad, al olor del azufre, al sabor del pipián, a las románticas noches de luna, de farolitos y balcones...
Pero además de los turistas, mercaderes, e hijos pródigos, los artistas del mundo hacen presencia en la ciudad por esta época para darse un baño de inspiración patoja. Vienen mostrar su trabajo en el marco del Festival de Música Religiosa y en la docena de exposiciones y recitales que por éstos días se organizan.
Popayán en Semana Santa es la ciudad de la paz, de la religión y de la cultura. Porque el buen gusto, la fineza, sensibilidad, la armonía y la tradición acompañan siempre a los patojos. Por eso, entre otras razones, la gente elige a nuestra ciudad para sus vacaciones. Bienvenidos todos los turistas. Que descansen, que disfruten, que oren, y que la fuerza de nuestras oraciones, le dé la tan ansiada paz a Colombia. Y a los patojos, que no olvidemos de qué madera estamos hechos, ni el compromiso con la historia, la ciudad y los turistas que nos visitan. (manvalencia@caucanet.net.co)