POR/ TATIANA MARTINEZ
¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. (1 Co 9: 24)
Todos en la vida esperamos algo, la esperanza es lo que nos mantiene de pie cada día y lo que le da sentido a nuestra vida. Un día Cristo llego a nuestras vidas y entro a nuestros corazones por fe, porque creímos que él tenía la salida a nuestros problemas, que podía llevar nuestras cargas, perdonar nuestros pecados, darnos vida eterna y cumplir todos nuestros sueños, por decirlo de otra manera por fe lo hicimos nuestra esperanza, la esperanza de un presente y un futuro mejor y diferente al que teníamos antes de conocerlo a él.
Los seres humanos tienden empezar algo con entusiasmo pero a medida que aparecen obstáculos en el camino se desaniman y muy pocos logran terminar lo que empezaron, en la vida de fe algo similar puede pasar, poco a poco dejamos de creer en lo que un día creímos y cambiamos la esperanza de tener un Dios que es Todopoderoso, Creador de todo lo que existe, que estuvo dispuesto a entregar a su Hijo por amor a nosotros, por la esperanza en lo que como simples mortales podemos alcanzar; es por eso que la vida espiritual de muchos se vuelve monótona y aburrida porque en lugar de vivir por fe (como la empezaron) la viven en sus propias fuerzas. Cuando recibimos a Cristo, somos llenos del Espíritu Santo no para lograr las cosas posibles sino para alcanzar las imposibles, sino no habría diferencia entre creer y no creer; Dios no nos llamo para que volviéramos atrás, sino para heredar bendición y alcanzar sus promesas. Así que: “No pierdas pues vuestra confianza que tiene grande galardón; porque es necesaria la paciencia para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengas la promesa… mas el justo vivirá por fe”
¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. (1 Co 9: 24)
Todos en la vida esperamos algo, la esperanza es lo que nos mantiene de pie cada día y lo que le da sentido a nuestra vida. Un día Cristo llego a nuestras vidas y entro a nuestros corazones por fe, porque creímos que él tenía la salida a nuestros problemas, que podía llevar nuestras cargas, perdonar nuestros pecados, darnos vida eterna y cumplir todos nuestros sueños, por decirlo de otra manera por fe lo hicimos nuestra esperanza, la esperanza de un presente y un futuro mejor y diferente al que teníamos antes de conocerlo a él.
Los seres humanos tienden empezar algo con entusiasmo pero a medida que aparecen obstáculos en el camino se desaniman y muy pocos logran terminar lo que empezaron, en la vida de fe algo similar puede pasar, poco a poco dejamos de creer en lo que un día creímos y cambiamos la esperanza de tener un Dios que es Todopoderoso, Creador de todo lo que existe, que estuvo dispuesto a entregar a su Hijo por amor a nosotros, por la esperanza en lo que como simples mortales podemos alcanzar; es por eso que la vida espiritual de muchos se vuelve monótona y aburrida porque en lugar de vivir por fe (como la empezaron) la viven en sus propias fuerzas. Cuando recibimos a Cristo, somos llenos del Espíritu Santo no para lograr las cosas posibles sino para alcanzar las imposibles, sino no habría diferencia entre creer y no creer; Dios no nos llamo para que volviéramos atrás, sino para heredar bendición y alcanzar sus promesas. Así que: “No pierdas pues vuestra confianza que tiene grande galardón; porque es necesaria la paciencia para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengas la promesa… mas el justo vivirá por fe”
(He 10: 35 - 36) Tu eres justo, por la Justicia de Cristo por lo tanto no corras por correr porque todos lo pueden hacer pero no todos se llevan el premio. Tú, corre de tal manera que lo obtengas. Con fe y esperanza espesaste la carrera... Ten ánimo y termínala de la misma manera!
POR : TATIANA MARTÍNEZ M.
POR : TATIANA MARTÍNEZ M.