POR:Marco Antonio Valencia Calle
Con el cuento de
que la historia tiene muchas miradas, burócratas de la Universidad del Cauca se
apoderaron sin miedo y sin ponerse colorados del Museo Mosquera y el Panteón de
los Próceres para convertirlos en oficinas de “importantísimos funcionarios” que
por nada del mundo pueden tener oficinas fuera del sector histórico (¡!).
Y siguiendo su
mal ejemplo, la Gobernación del Cauca convirtió el Museo de la Casa Caldas en
oficinas para bancos; y de paso, la tradicional Casa de la Cultura de Popayán en
un bunker con rejas y porteros para la burocracia cultural, donde además levantaron
un piso centenario de piedra para ponerle baldosas y construyeron una espléndida
cocina siglo XXI, desconociendo el Acuerdo Municipal 07 del 2002, para la
protección del patrimonio del sector histórico.
Si eso hizo la
Universidad del Cauca, que se supone está manejada por gente con alma y educada
para reconocer que en el patrimonio arquitectónico de las ciudades esta la
identidad y la cultura de un pueblo y a toda costa debe protegerse; pero por si acaso, por si el alma no les alcanzaba
para entender eso del valor del patrimonio, al menos deberían cumplir la ley
que así lo dice (Ley General de Cultura 1185 de 2008)… Si eso hizo la Unicauca, por Dios, ¿qué podíamos
esperar de la Gobernación dirigida por políticos?
Si
la Universidad y la Gobernación desfloran y vapulean el patrimonio cultural que
tienen la misión de cuidar; si los burócratas de Unicacuca desprecian e ignoran
la historia no solo de la ciudad, sino del país… (el sector histórico de
Popayán fue declarado Monumento Nacional según Ley 163 del 30 de julio de 1959 y el Decreto Reglamentario 264 de
1.963);
nadie se extrañe que su ejemplo sea
seguido por particulares llegados de la “Conchichina” al rebusque económico en
el año 2014 (con el cuento chino de que vienen a dar empleo), y comiencen a
usar las casonas del Sector Histórico colindantes con iglesias y museos para
poner bulliciosos “negocios de todo a mil” desconociendo el significado y simbolismo de
477 años de historia payanesa.
Nadie está en
contra de los negocios del “todo a mil”,
bienvenidos, que buenos, pero con el perdón de sus empresarios y defensores, se
están comportando con Popayán como esas langostas que mataron de hambre a los
egipcios en los relatos bíblicos, y como plaga, están acabando con el
patrimonio cultural y la economía formal.
Pudiendo crear
centros comerciales emergentes en periferias de la ciudad, quieren comprarse y
cargarse –como ya lo vemos y vivimos-, todo el sector que representa el
Patrimonio Inmueble y tirar a la basura la identidad de un pueblo. Negocios que
pronto van a quebrar a todos los comerciantes formales y tradicionales, pues
nadie puede competirles en precio. Negocios que no respetan el medio ambiente y
con sus megáfonos, banderines, payasos y anuncios se toman andenes y calles. Negocios
que no cumplen las normas y recomendaciones del famoso PEM (Plan Especial de Manejo y Protección del Sector Antiguo de
Popayán) que indican cómo se conserva y se sostiene una ciudad “patrimonio para
la humanidad”; y que van desconfigurando
con su accionar lo que el mundo conoce como “la ciudad blanca de Colombia”.
Cualquiera
podría argumentar que éstos empresarios no son de aquí, no conocen la ciudad,
ni su historia, ni su cultura, y por lo tanto, no le deben amor a Popayán ni
les cabe responsabilidad para cuidar el patrimonio. Pero entonces ¿Dónde
carajos esta la Corporación Autónoma Regional del Cauca para que haga cumplir
las normas de medio ambiente? ¿Dónde están las Curadurías Urbanas? ¿Dónde la Cámara
de Comercio? ¿Dónde están los de Planeación Municipal? ¿Dónde está el alcalde? ¿Dónde
están los concejales? ¿Dónde diablos está la sociedad civil representada en la
Veeduría Ciudadana de Patrimonio Histórico de Popayán?
No sé a dónde
vamos a llegar, pero creo que como ciudadanos que pagamos impuestos tenemos que
hacerle un juicio público tipo “cabildo abierto” a las instituciones de gobierno
municipal que no están cumpliendo su trabajo. Y claro, condenar y repudiar públicamente,
a nivel nacional, lo que han hecho la Universidad y la Gobernación del Cauca.
El Centro
Histórico y sus sectores de influencia, señores, representan momentos históricos
del país y su arquitectura es una riqueza de especial significado que hace que
Popayán tenga importancia internacional; y sin ese legado vivo, sin esa
gallinita de los huevos de oro, sin esas ocho o diez cuadras, la ciudad
desvanece su importancia. Todos no
podemos vivir en el Centro Histórico, pero el Valle de Pubenza es grande y su periferia
tiene bastantes lotes para construir centros comerciales y administrativos
adecuados para el Siglo XXI; pero no, todos quieren vivir, trabajar y accionar
en el centro histórico, una zona que, como lo dice la ley, debe estar dedicada a
la educación, la cultura y el turismo y cuidarse de manera especial.
Marco Antonio
Valencia Calle
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