domingo, enero 14, 2007
LA TORRE DEL RELOJ, SIMBOLO DE POPAYAN
Monumento singular que obliga a evocar a la capital caucana
La Torre del Reloj, corazón de Popayán
EL LIBERAL, ENERO 14 DE 2007
Aún recuerdo claramente las tardes de verano en que Álvaro Pío Valencia, siempre extasiado, contemplaba maravillado desde los balcones de la Casa Museo Valencia, o en las afueras de la misma, los espectaculares atardeceres en Popayán.
Era el ‘sol de los venados’ como el mismo lo llamaba, que colmaba de nubecitas rosadas o arreboles el firmamento, regalándole una belleza inusitada a una ciudad de por sí hermosa, que a esa hora, poco después de las 5:00 de la tarde, empezaba a prepararse para dormir. Para él esa era una remembranza obligada al pensar en su ciudad.
Y es que nunca será lo mismo andar y desandar a Popayán -al menos en su centro histórico- durante el día.
De noche la ciudad adquiere la calma para transitarla y los faroles encendidos perfectamente alineados, destacan sus formas perfectas teñidas en su mayoría de blanco.
Esa es la Popayán que se evoca estando lejos y que no deja de disfrutarse cuando se vive en ella, a pesar de todas las falencias que sin duda tiene y quizá por eso mismo. Esa misma tierra de las empanadas y tamales de pipián, acompañados de aloja o champús, que alimenta el exigente paladar de los caucanos y agrada a quienes apenas se sorprenden con los particulares pasabocas.
Popayán evoca nostalgias en las viejas y nuevas generaciones, residentes en ella, o ajenas a la vida de la capital caucana ya hace mucho. Y es que la ciudad es en si misma cuna de nostalgias pasadas y presentes.
Pero ¿qué es lo que consideran los payaneses, que hoy, 470 años después de fundada, remite sin lugar a equivocación a propios y extraños a Popayán?
Para Álvaro Grijalba Gómez, reconocido líder político de la capital caucana y un enamorado de Popayán, la Torre del Reloj, o la ‘nariz de Popayán’ como la llaman los raizales como gesto de cariño y cercanía con la misma, es desde el punto de vista arquitectónico, emblema indiscutible de la ciudad. “La Torre del Reloj es para esta ciudad lo que el ‘corralito de piedra es a Cartagena, lo que la Torre de Pissa es a esta localidad italiana”, indicó.
Visión esta que comparten los representantes a la Cámara Jesús Ignacio García Valencia y Crisanto Pisso Mazabuel y el caricaturista Julián Andrés Rivera.
Creativo payanés este último, que dió vida en sus caricaturas a la Torre, convirtiéndola en un payanés más, preocupado e involucrado de manera permanente con el devenir de la ciudad.
Pero yendo un poco más allá, tanto Grijalba como Pisso afirman, remite igualmente a la ciudad la imaginería propia de la Semana Santa entre los colombianos y los turistas extranjeros.
“Uno oye hablar de Popayán fuera del país y siempre hay una alusión a la Semana Santa”, recordó Gloria Cepeda, escritora y columnista de El Liberal.
Sin embargo cuando su vida estaba en Venezuela, nada traía a su corazón más nostalgia por su tierra que las empanadas de pipián y el champús. “Es que yo soy una golosa”, confesó divertida.
Para su hermana Ruth Cepeda, también columnista de este diario, al igual que para Diego Guzmán, Gerente del Aeropuerto Guillermo León Valencia, el Centro Histórico en su conjunto, por su belleza arquitectónica y su valor histórico, es representativo de Popayán, no sólo para los payaneses, también para los colombianos.
Y es que aunque hoy la ciudad es percibida de manera diferente por las nuevas generaciones, que se apropian de ella de diversas maneras, siempre hay un punto común de acuerdo cuando se habla de lo que identifica y es emblema de la ciudad, la arquitectura del sector histórico y las tradicionales y reconocidas procesiones de Semana Santa.
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