por: Marco Antonio Valencia Calle
En Popayán, desde 1602 han privilegiado la educación privada frente a la pública. El problema de la escuela privada, organizada con dineros de padres pudientes y mecenazgo de comerciantes que saben el valor de la educación para el desarrollo de sus hijos, ha sido vivir con el lastre ideológico de querer perpetuar un reconocimiento aristocrático e hispánico a través de sus apellidos y herencias. Salvo las primeras generaciones de egresados del Real Colegio Seminario –con fundamentos jesuitas-, donde se formaron próceres como Caldas, Cabal, Zea, Torres y José Hilario López, entre otros; la participación nacional de los caucanos ha descollado algo en las ciencias sociales, poco en las áreas científicas y muy precario ha sido el aporte para la industria, la empresa y el desarrollo regional.
La educación privada ha formado “ciudadanos” para emigrar o vivir de la burocracia con mentalidad de nobles ociosos que desprecian los oficios y las artes por considerarlas indignas y des-honrosas; ideología paupérrima que hoy es motivo burla.
De otra parte, desde los primeros maestros públicos que se tuvieron en el Cauca desde el siglo XVIII, además de trabajar con sueldos precarios y faltos de recursos, siempre han sido utilizados como instrumentos ideológicos más que pedagógicos. Primero, obligándolos a enseñar religión e infundiendo una mentalidad de aceptación de la pobreza como vocación y querer divino. Luego, cuando los maestros se organizaron en sindicatos, convertidos en parlantes ideológicos para fomentar el rechazo a todos los estamentos del Estado, pero además creando una mentalidad asistencialista y de autocompasión.
Ni la escuela privada ni la pública han tenido en su misión y visión –más allá de las mentiras del papel-, una propuesta educativa (o al menos una discusión seria) para afrontar los desafíos de la modernidad desde la educación, partiendo desde la creación de un sentimiento de región.
Existen varios diagnósticos del Cauca a través del tiempo, que narran nuestra pobreza con cifras; y en los foros se escuchan proyectos elaborados en directorios políticos o ministerios realizados por profesionales de los escritorios del parque Caldas para la viabilidad, la inversión, el remiendo o la implementación de programas que dicen, son la solución a todos nuestros males. Pero ninguno parte de la raíz de educar, formar y estructurar una mentalidad distinta a la de burócratas, o la de trabajar la tierra y las minas como negros, indios y mestizos pobres.
La educación privada debería dejar de enseñarle a sus estudiantes a soñar con irse a vivir al exterior con el cuento de que aquí no hay nada qué hacer; la educación pública más politizada que pedagógica, debería revisar sus aportes reales a la educación para tener un Cauca viable; y el SENA… cuya fama es más publicidad que realidad, con su devaluado sistema pedagógico lancasteriano que reemplazó profesores por monitores y a éstos por computadores, debería evaluar el gran daño que le hace al país repartiendo títulos a diestra y siniestra como si fueran naipes de la suerte.